Un paso adelante

Tras la interesante, aunque pesimista, entrada de Aitor Lázpita me animo a escribir este post que llevaba tiempo rondando la lista de tareas pendientes. Quizás ha llegado su momento, quizás pueda aportar algo al debate, ojalá sirva como sugerencia para la lista de propósitos de año nuevo de tantos docentes que dignifican la escuela pública con su trabajo cada día, cada curso, en cada centro.
La idea es sencilla y contundente: hay que dar un paso adelante. Hay que pasar a la acción y asumir la responsabilidad de estar en los equipos directivos. No es fácil, no es cómodo, el precio puede ser alto en algunos casos, pero no es posible cambiar la escuela sólo desde el aula. El centro es la unidad básica de cambio, innovación y mejora (Khorthagen, 2010); la escala de intervención tiene que ser el centro; el aula es sólo el punto de partida. No es ningún descubrimiento pero en boca de un experto las sospechas extraídas de la experiencia se vuelven certezas. 
Y afortunadamente tenemos ejemplos numerosos que nos pueden servir de inspiración: Juan Bueno,  María BarcelóManuel J. Fernández, Carmen LázaroAgustín Navarro, Lola Urbano, Fernando García PáezSofía DezaJuan Sánchez, Aitor Lázpita, Juanma Campos, Miguel Rosa, ...


Empodera.org

Mi experiencia de tres años en el D.FEIE me demostró que es posible provocar cambios reales con impacto sobre las prácticas docentes de los compañeros; el alcance del cambio desde este departamento dependerá del respaldo que tenga de la Dirección, del equilibrio de intereses y poderes que rige en cada centro, del prestigio profesional de los promotores del cambio, de la actitud de partida del Claustro ... son muchos los factores. Pero el hecho cierto es que los cambios no se van a producir si nadie los promueve, si nadie trabaja con constancia para hacerlos realidad día tras día. Y en un centro ninguna instancia tiene más capacidad para ello que el Equipo directivo. Si consideramos además que la innovación tiene la ley de su parte y que el Proyecto Educativo de un centro es la primera norma que se aplica en el mismo, tal y como recordaba un Inspector de Educación en una ponencia en el CEP de Málaga recientemente, puede que estemos ante una coyuntura sin precedentes para dar el paso.
Pero para que la propuesta no se quede en un mero brindis al sol me voy a atrever a exponer algunas ideas sobre cómo empezar que, sin ser novedosas, sí están contrastadas.

1. No olvidar que el esfuerzo de mejorar la escuela es necesariamente colectivo; en solitario es muy improbable conseguir resultados relevantes.
2. Unirse a redes profesionales, presenciales o virtuales, para aprender de la experiencia de otros y estar en contacto con los docentes que están practicando la innovación, entre los cuales hay cada vez más miembros de equipos directivos, por cierto. El EABE es un buen ejemplo.
3. Colaborar con el Equipo Directivo de nuestro centro y con los compañeros haciendo propuestas constructivas y fundamentadas; la comunidad educativa nos otorgará mucho más respeto si trabajamos por la mejora del centro desde nuestro ámbito de actuación, sea este el que sea. Y el respeto se traduce en influencia.
4. Presentarse al Consejo Escolar en las próximas elecciones. Para asumir el liderazgo de un centro hay que tener contacto fluido con todos los sectores de la comunidad educativa y hay que tener la máxima información posible sobre la vida escolar.
5. Aceptar que la mejora sólo es viable con el equipo humano que tenemos en el centro, no al margen del mismo; puede ser lento, puede ser difícil, pero tiene que partir de nuestra realidad. Lo explicaba Frances Imbernón en la U.M.A. el pasado mes de mayo: no hay que ser demasiado ambiciosos a corto plazo; cada año podemos proponer unos cuantos cambios. La cultura de la mejora nunca ha formado parte de la escuela; hay que conquistarla poco a poco y afortunadamente tenemos instrumentos para ello.
6. Servirnos de la formación como palanca de cambio; la necesidad de formación está asumida por un sector muy amplio del profesorado. Y particularmente la Formación en Centros tiene un gran potencial de transformación de la práctica docente, ya que, las tareas que se desarrollan tienen que estar vinculadas a nuestra labor en el aula. No conozco a ningún D.FEIE al que le sobre personal; seguramente recibirán de buen grado propuestas formativas que ayuden a poner en marcha una formación para mejorar la escuela. Luego se sumarán quienes lo deseen; pero la semilla del cambio empezará a hacer su trabajo.
7. Si el CEP no os aprueba la Formación en Centros hay otras fórmulas que finalmente tendrán  un objetivo útil: ir conformando un grupo de docentes comprometidos que voluntariamente podrían poner en práctica una filosofía común de trabajo, preferiblemente con el mismo grupo de alumnos, para mostrar a la comunidad lo que se defiende desde la práctica. Aquí contaremos muy probablemente con el apoyo de las familias, antes o después. Si hay algo que las madres y padres apoyan es a los docentes que creen en lo que hacen. Por no mencionar al alumnado; serán siempre los mejores embajadores de la innovación hecha con criterio allá donde vayan. Seguramente os recordarán siempre.
8. Ser transparentes en nuestras prácticas: ofrecer la posibilidad de observar clases entre docentes, abrir las puertas del aula, difundir lo que hagamos en nuestra red profesional. Y compartir buenas prácticas propias o ajenas con los compañeros.
9. Y como regla general, tener muy presente el valor pedagógico del ejemplo. Si promuevo el A.B.P. debo practicarlo en mi aula, si defiendo la formación del profesorado tengo que formarme, si creo en el papel de la familia en la escuela debo tenerlas presentes en mi labor, si asumo que hay que cambiar la evaluación del alumnado no me puedo limitar a poner exámenes ...

Soy consciente de que todo lo anterior requiere un esfuerzo intenso y sostenido en el tiempo; los problemas complejos no tienen soluciones simples.
Aunque seamos minoría cada vez conozco a más docentes que comparten la convicción de que es inevitable cambiar la escuela, y a más alumnos que nos animan a hacerlo, y a más ciudadanos que lo exigen.  Empiezo a tener la impresión de que es el momento de intentarlo, a pesar de la LOMCE, a la que no sabemos cuánto tiempo de vida le queda. Desde luego es un percepción no contrastada, pero creo que el sustrato social que cree que otra escuela es urgente se extiende cada día y se hace cada vez más visible. 
Así que, como decía el clásico, One step beyond!! No es ninguna locura.
Felices propósitos de año nuevo.

Comentarios

  1. Gran reflexión, que comparto plenamente. Por desgracia, las administraciones educativas parecen más dispuestas a nombrar direcciones muelles, por usar un término clásico, independientemente de su valía; y efectivamente, el equipo directivo tiene un papel fundamental en la mejora del centro o en su deterioro: son muchas las decisiones que ha de tomar en un sentido u otro.

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    1. Completamente de acuerdo; de hecho, el papel de la administración en esta cuestión merece un entrada aparte. Como mínimo debería revisar los incentivos que se ofrecen a quienes intentar mejorar un centro con prácticas e inercias muy consolidadas si queremos que la innovación se extienda a gran escala. Muchas gracias por tu comentario Salva.

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  2. Gracias, José María. La entrada me ha hecho reflexionar sobre la función directiva, y en concreto en mi experiencia. Y me he dado cuenta de que he conseguido muchas cosas en el centro: proyecto educativo pionero, programaciones por competencias o abrir un centro muy cerrado a su comunidad. El problema, creo, es que he querido avanzar más de lo que quizá la mayoría del profesorado del centro está dispuesto (que es muy poco, la verdad) y por eso me siento un poco estancado, sin ver salida a esta situación de falta de interés. Y esa desazón me hace perder un poco de vista lo conseguido. Pero si, además, me salgo de las cuatro paredes del centro y veo lo conseguido en las redes. mi enfoque mejora y termina por satisfacerme. Gracias, de nuevo.

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    1. Es cierto, a veces hay que mirar desde fuera lo que estamos haciendo para tener una perspectiva más completa. Estoy seguro de que habrás intentado distintas estrategias para intentar involucrar a tus compañeros en estrategias de mejora. Si ninguna funciona, quizás la única solución en tu centro concreto sea la renovación del profesorado. No sabemos cuánto quedará de la LOMCE después de las próximas elecciones generales, pero hay quien opina que la posibilidad de que los directores/as elijan parte del Claustro ha llegado para quedarse. Utilizada con criterios profesionales esta posibilidad puede ser muy útil. Gracias Manuel J. por tu comentario.

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